El líder no encontro mejor manera de entonar el alirón que tirando de lo
mejor de su repertorio y de su pegada en un campo hostil y que luce uno
de los estilos fútbol más valientes que se practican. Veinte minutos de
asalto de precisión y velocidad en San Mamés explican el 'por qué' este
Real Madrid es y merece ser el campeón liguero. Esta vez las piezas
básicas sí que han completado un trabajo de autoridad con Xabi Alonso de
mariscal de campo.
Se aliaron bajo el recital del director, Özil, la
versión más ofuscada de Cristiano y el "malquerido" Higuaín en su mejor
idioma para poner un 2-0 concluyente, sin echar de menos otra pena
máxima que el portugués malgastó, esta vez a lo Panenka. A la vuelta de
vestuarios, la cabeza de Cristiano congeló más La Catedral en un córner.
Una pena que uno de los mayores goleadores que se ha visto le estorbe
tanto ese gen individualista y que el público hostil le puedan. Ofuscado
por fallar un mano a mano al final, nervioso, lo pagó con un estúpido
corte de mangas
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